La luna
llena iluminaba las calles de Chicago. Habían pasado nueve días desde el casi
asesinato de Mary Luce, que aún estaba débil y el frío empezaba a azotar su
cuerpo.
Me puse bien
la bufanda y seguí caminando, Orlando a mi lado sin decir una palabra.
Paramos en
un callejón donde habían visto actividad de ghouls.
-Stay
back-dijo Orlando, sacando su arma-
Hice caso y saqué
la mía, mirando detrás por si era alguna emboscada.
-Ghouls!
Venían por
dos lados. Empezamos a matar, hasta que uno se me tiró encima y me quitó el
arma.
Peleé con
fuerza, conseguí ponerlo debajo de mí y me lié a puñetazos con él hasta dejarlo
inconsciente.
-Are you allright?
-Yeah.
Sacó el
móvil y llamó al jefe.
-The ghouls are done.
-Okay, you can have a break.-sonreí y guardé el arma-
-Lucía!
Volví la
cabeza y una arpía me arañó la cara. Grité y caí hacia atrás.
-Run!
Me levanté
con furia y saqué el cuchillo.
-Where is
she? Orlando?
Miré el
cielo y una sombra rápida lo oscureció.
No veía
nada. Di vueltas en círculo, pero no vi nada. Llamé a Isabella.
-¡Isabella,
Orlando ha desaparecido! Me atacó una arpía y lo perdí de vista.
-Sal de ahí.
Nash Grigori está siguiéndoos.
-No ha
aparecido por aquí.
-Hace unos
10 minutos que lo vimos.
-No veo a
nadie Isabella…
-Hazme caso.
No quiero encontrarte muerta.
-Me estás
asustando. No puedo dejar a Orlando.
-Mi padre
dice que te vayas de ahí.
-No puedo…No
puedo dejarlo.
Colgué el
móvil y me adentré en la oscuridad del callejón y salté la tapia del callejón.
Un cementerio.
-Oh, genial.
Esto no podría ir mejor.
Seguí con el
cuchillo en la mano y noté una gota de sangre en mi mejilla. Los pelos de la
nuca se me erizaron y me volví. Nadie.
-Me estoy
volviendo paranoica…
Seguí
andando por las tumbas y casi me pongo a gritar cuando una mano me cogió el pie
y me tiró al suelo.
-Shhhhhh.
Estate quieta.
Thomas.
Respiré hondo y me mordí el labio.
-¿Qué pasa
aquí?
-Reunión de
arpías.
Miré hacia
donde él miraba y me quedé helada. Orlando atado, las arpías con sus “mejores
galas” alrededor de él, arañándolo con sus uñas.
-¿Pasa algo
si te araña una arpía?
-No. ¿Por
qué?
Señalé el
arañazo en la mejilla y él sonrió.
-Cuando
lleguemos te lo curo. Ahora hay que sacar a Orlando de ahí.
-¿Cómo?
-Toma-me dio
un papel arrugado-Léelo.
- Hos Harpys ad ínferos.
No pasó
nada.
-Mierda,
Isabella no lo ha bendecido.
-¿Qué
hacemos?
-Pasar al
plan b.
Lo
interrogué con la mirada.
-Pedir ayuda
a Grigori.
-Ni de
broma. Casi nos mata.
-O eso o
estamos peor en manos de arpías. Estas son mucho peor, créeme.
-No pienso
pedirle ayuda a alguien que quiso matarme.
-¿Crees que
yo quiero?
Cerré los
ojos y asentí.
Salté
primero la tapia y al llegar al suelo, vi a Nash de pie frente a mí. Era alto,
y así imponía mucho más. Me ayudó a levantarme y esperó a que Thomas bajara.
-¿Queréis
algo?
Tragué
saliva y también mi orgullo.
-Necesitamos
que nos ayudes. Han atrapado a Orlando, no podemos sacarlo de ahí, por favor,
ayúdanos.
-¿Qué son?
-Arpías.
-¿Qué
obtengo a cambio?
Miré a
Thomas y él se encogió de hombros.
-Pues no lo
sé… ¿Qué te gustaría?
-Mmmm. Una
noche con ella estaría bien.
-¡¿Qué?!-exclamé,
mirando a Thomas-
-Aceptamos.
-¡Eh!-empujé
a Thomas cabreada-¡Yo no dije que aceptara!
-Yo llevo el
mando cuando no está Reems. Acata mis órdenes.
-No pienso
irme con él. ¡He dicho que no!
-Deja de
comportarte como un bebé.
-¡Claro, me
comporto como un bebé cuando te interesa! ¡No pienso hacerlo! ¡Si tengo que
matar yo sola esas arpías, lo haré!
-No
permitiré que te expongas de esa manera. Casi mueres el primer día. No queremos
que mueras.
-¡Pues
parece que quieres un destino peor para mí! ¡Imagínate que estará pensando en
hacerme! ¡No me hagas esto, por favor!
-El trato
está cerrado.
Gruñí y lo
empujé a un lado. Salté la tapia hacia el cementerio hecha una furia. Iba a
hacerlo yo sola.
-¡Eh,
arpías! ¡Venid a por mí!-saqué el cuchillo y las esperé-
Se pusieron
en círculo, mirándome con ojos de diversión y a la vez de odio, sus uñas se
acercaban a mí peligrosamente, y yo no me moví. Las esperé. Tensé los músculos
y gruñí con fuerza. Blandí el cuchillo y atravesé a dos. Me cargué a una tercera
y luego desaparecieron.
-Orlando!-le
quité las ataduras y lo llamé, hasta que despertó-Orlando, are you ok?
-Thanks. Thanks for saving my life.
Thomas
estaba detrás de mí y me llamó.
-Lucía, ven
aquí.
Cogí a
Orlando y lo llevé hasta él.
-Ha
espantado a las arpías. Tienes que ir con él.
Me derrumbé
en el suelo, haciendo que Thomas cogiera a Orlando y yo me quedara mirando la
oscuridad. El miedo me invadió como un latigazo. Iba a morir. Iba a morir…